martes, 1 de septiembre de 2009

Solos y de Noche

Ésto dije en mi programa de radio Solos y de Noche, el viernes 28 de Agosto:

Antes de ayer, la presidenta envió al congreso el proyecto de la nueva ley de radiodifusión. Como siempre suele suceder, pocos saben de que se trata, y muchos hablan sin saber qué dicen. Y en medio de ésta pequeña babel de opiniones salen a la luz cosas que pasan inadvertidas:

-Los medios de comunicación, los principales actores de la ley, hicieron mutis por el foro. Mandaron al frente a su carne de cañón como voceros con libreto: diputados, opinólogos y cadetes de oficina micrófono en mano despotricaron contra el proyecto no sólo sin aportar variantes o alternativas, sino argumento que la idea es “limitar la libertad de expresión”.
Tal vez no se dan cuenta, o no lo saben, pero la actual ley de radiodifusión fue implementada en la última dictadura militar, y desde entonces sigue rigiendo. Cosa curiosa: una ley implementada en la dictadura, que no limita la libertad de expresión…
Vayan a decírselo a Rodolfo Walsh.

A grandes rasgos, el proyecto de la nueva ley permite un campo más amplio de posibilidades de comunicación, limitando la obscena actuación de los monopolios.
Un monopolio es un tirano que no permite ninguna otra opción que la que él ofrece.
En comunicación, hoy en día somos rehenes. Un mismo medio de comunicación nos encierra en sus canales de televisión, en sus radios, en sus diarios y hasta en sus servicios de video-cable. Tanto el que vive en González Catán como el que vive en Cañada Verde, Córdoba, está sujeto a la información que el grupo Clarín, en éste caso, le convenga disparar.
Quien vive en Cañada Verde y compra el diario de Córdoba, también está comprando el diario Clarín.
Clarín te la fabrica, te la envuelve, te la empaca y te obliga a consumirla.
Y también, en otro caso, como De Narváez, diputado en funciones y diputado electo, que es dueño de un medio de comunicación. Que sería algo así como ser el santo y el dueño de la fábrica de estampitas al mismo tiempo.

Pero son pocas las voces que aclararán esto. Porque ni siquiera los mismos involucrados en la ley salieron a decir nada. Eso sí, aceitaron la maquinaria de lavar cerebros y comenzaron con la manguera de opiniones distorsionadas y tendenciosas. Incluso llegando a invalidar al actual congreso, diciendo que no es el congreso que se eligió en las elecciones del 28 de junio. Olvidándose, que también es el congreso elegido en las elecciones anteriores, y que está en plenas funciones vigentes hasta el 10 de diciembre.

Y nosotros, los verdaderos beneficiarios de la posibilidad de elegir quién nos informe terminamos tomando la cosa como un partido de fútbol.

Ah, desde la semana pasada todos podemos ver fútbol con sólo prender la televisión. Ojalá podamos experimentar también el derecho a elegir que nos posibilitaría la nueva ley.

SANTIAGO.

No hay comentarios:

Publicar un comentario